De las muchas cosas que aprendimos de la visita guiada por Málaga, me llamó la atención su peculiar vocabulario. Con el Diccionario malacitano a mano, me he atrevido a decir lo que fue nuestra experiencia en el IV Seminario Investigando antes de la Universidad, en el CEULAJ, Mollina (Málaga). Seguro que los malagueños lo escribirían (y dirían) mucho mejor. Yo llego sólo a ésto. Leedlo con simpatía, pues mi destreza no da para más.
A mis amigos y amigas merdellones (es un decir, claro).
Canío, ¿abes? Yo fuí en AVE desde Barcelona. Nove, que llegué en un periquete. Allí en Mollina estuvimos alikindoi, chillo. El CEULAJ [que no os dé la risa con el nombrecito], una hartá de casa mata. A veces casi me perdía con tanta calle y tanta letra y tanto número (A1, A2...); que si Sierra Maestra, que si Puerto Limón, que si Cuscatlán...; que si la avenida de los andes o la calle del Caribe... Amoquete aquello parecía un tablero de algún juego maya a tamaño natural, claro.
Nos lo pasamos perita, sin necesidad de tomar ninguna pea, aunque algunos alargaban a Casa Paco tanto como podían. Aleteando, a veces. Con el canino que hacía, mejor me apetecía remojarme en la piscina; pero no pudo ser.
Nadie hizo piarda. Fïte tu, que estuvimos engorilaos con tantas ideas. No vea la pila de cosas que aprendimos. Y, al final, todos guarníos, pero más sabios. Contrimás escuchaba, más aprendía, y me cogía un avenate de meterme a hacer cosas que no veas.
Nooooove, la jamancia fue abundante. Hubo de tó: tejeringo pa desayunar, chacina pa almorzar... Y entre plato y plato, y charla y paseo, allí hicimos una burrá de amigos (espero), todos muy apañaos.
Me gustaría que chandaguayareemos mucho.
De momento, aquí Ceulaj 2011.
Besos y abrazos a todos y a todas, por supuesto.
Besos y abrazos a todos y a todas, por supuesto.
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